Pido perdón

Queridos cofrades, amantes de los pasos, vendedores de pipas y hosteleros del centro, lo siento. Reconozco que se me ha ido la mano. No sabía yo que tenía tal poder. Durante toda la cuaresma, me sentaba delante de la web de la red Hidrosur, refrescando a cada hora. Mientras cargaba la actualización de los datos, cerraba fuerte los ojos, canalizaba mis energías a través de mis dedos, entonaba un cántico ancestral que ustedes probablemente no se saben y luego miraba las cifras. Me provocaba angustia ver que, décima a décima, nos estábamos quedando sin agua en los pantanos de la provincia. Claro, así vamos, venga a surtir a los cultivos modernos e invasivos de aguacates, mangos y superolivos, y nosotros aquí, vislumbrando un verano de recortes en el suministro, cubos, baldes y palanganas para pasar la madrugada y comprando garrafas de agua plastificada con olor a pasillo de hospital. Cada día que pasaba, mi ritual aumentaba en potencia hasta que, de pronto, llegaron los resultados.

La angustia ante la sequía que nos amenaza no es poca cosa. Desde mi ignorancia, deduje que si no disminuimos el consumo, que sería algo ideal y utópico (no sé qué es más caro, si construir desaladoras o volver a los cultivos tradicionales de secano), la única solución a corto y medio plazo era que lloviese a mansalva. A lo bestia. Durante meses si hacía falta. En fin, como lo ha hecho esta semana santa. Cualquiera diría que no he sido el único que ha rezado durante la cuaresma, pero dudo que las oraciones del universo cristiano católico (sumado al mundo musulmán, inmerso en su ramadán) estuvieran encaminadas en pedir a las fuerzas sobrehumanas y celestiales que hicieran por jarrear agua justo en estos días.

Vale, me he pasado tres pueblos y no era mi intención fastidiar. Por ello, haré acto de contrición, dejaré de mirar la web de la red Hidrosur con tanto fervor –a riesgo de sufrir cierto síndrome de abstinencia- y procuraré retomar mis rituales una vez pase la Feria. No se preocupen.

Publicado en El Alambique, Diario de Cádiz (1 de abril de 2024)

Como agua de mayo

florecitas
florecitas

Venga, ahora. Es el momento. Ahora que todo el mundo mira para la bahía. Ahora que rondan por ahí esos barquitos veleros la mar de pintorescos. Sí, es la hora. Vendemos la mitad, y plis plas, nos vamos corriendo con el dinero, como quien no quiere la cosa. Hombre, con todo todo, no. Con parte, el resto se queda para el pueblo. Ah, sí, se me olvidaba; ya sabes, las ansias, que me pierden. Digo yo que con la mitad del agua que era de todos, dará para todos, si se reparte bien. Si el agua es de todos, podemos considerar que, de algún modo, tenemos cierto derecho sobre su venta, su alquiler o lo que decidamos hacer con ella, que para eso es nuestra agua. Qué gran plan. Enorme.

¿Y quién es el comprador? Está por allí, vive en un bajo. Conoceremos el sitio por sus tres cerraduras blindadas, además, debe haber una bicicleta atada a la farola más cercana como señal de que nuestro distinguido comprador se encuentra disponible. ¿La operación, en su casa? Sí, nos recibirá con gran alegría y quizás ponga gambas y jamoncito y cerveza helada. Entonces, perfecto. A todo esto, ¿a cuánto piensas vender el material? No lo he pensado muy detenidamente, con las prisas, no he podido calcularlo como quería, pero creo que con seis o siete de los grandes nos basta, ¿cómo lo ves? Supongo que bien. Sí, parece jugoso.

Lo más difícil será coger el agua sin que se enteren, pienso yo. No hará falta cogerla ni acarrearla a ningún lado. Estas cosas ya no se hacen como antiguamente. Qué maravilla. Lo que vas a ver, amigo, es sólo una operación financiera; es lo último, el no va más de la economía avanzada, Solo necesitamos un papel y un boli para firmar la compraventa. ¿Y ya está? Sí, ya está. Genial. Sí, sobresaliente. Oye, ¿y qué harán con el agua que nos compren? Yo qué sé; no perdamos el tiempo ahora con tonterías. Perdón. ¿Alguien te ha preguntado alguna vez qué haces tú con tu agua?, no, pues entonces, calla y corre, que nos van a ver los del Ayuntamiento, que ésos también quieren venderla y no todos van a estar viendo regatitas en las que no se sabe quién va primero y quién va último.

Publicado en El Alambique, Diario de Cádiz (27 de julio de 2012)